lunes, 18 de abril de 2011

other mice

The flat's fine except that yesterday I had an unexpected visitor... I was watching a film curled up and cosy in my little corner of the sofa when out of the corner of my eye I see something move next to the fridge... christ! ...a tiny wee mouse was just sitting there looking around and I just gaped, absolutely astounded, until the little thing scurried across the floor and under the couch I was sitting on! I couldn't believe it! I jumped up and just looked at the couch from a prudent distance, not really knowing what to do. I phoned Dani, just to tell somebody because there wasn't much he could do. I just needed to say it out loud, otherwise it just didn't seem real. Anyhow, after depicting the scene to Dani I started planning, blocking all escapes with dvds and other useful objects. The obvious escape route for the little rodent was towards the fridge so I started trying to get it to run towards the kitchen area by poking around and under the couch with the broom. It must have fled at some point because when I looked it wasn't there. I thought: there isn't a lot of places it could have gone with its way home blocked... hmmm, under the cooker! So, I started moving the cooker until I saw it from behind, god! Every time I got a glimpse of it I was in shock! We played around for a bit, me moving the cooker and the bloody thing following the underside of the cooker around wherever I moved it. But it must have said: right mate, just run for your life! Wrong choice... It scurried from under the cooker, right under me (I nearly died off) and towards the bin area... I reacted just in time and flung the broom at it (not very convincingly actually) and once again. The second time was too much for it as it just collapsed on its side and lay there, twitching, probably suffering a heart attack. I took some courage to lift the broom (hard side) and bring it down on its tiny wee head, a couple of times, until it was apparently dead. God! Now what? I put everything back in its place before I could actually think of what to do with the bloody thing. I just took it (in an empty toilet roll cardboard) and flung it out the window (at 2 am). It landed with a faint and muffled pat. Jesus, that was exhilarating. I called Dani and described the outcome and wished him a nice trip (he's off to Venice today with Dita for a week). Well, thats that, I thought and sat down to finish watching my film (True Grit, not a bad western, Coen Brothers, always entertaining at least) and about half an hour later I fucking see another mouse coming out from its hiding place (under the black shelves where the cd collection is) and scurry along fast as hell down and under the fridge, of course, all barriers having been removed after his family member had been assassinated less than an hour before. Well, that one certainly had patience, I thought. So, I think I'm going to have to put a little mouse trap next to the fridge. Poor wee buggers. (Where do you buy those things?)

viernes, 25 de febrero de 2011

con algo de verguenza.


salgo y enciendo rápidamente el cigarrillo, a ver si no me destemplo demasiado. jodido frío. los cristales empañados dejan entrever el cálido interior. sonrío fugazmente al tipo que espera fuera, apoyado contra la pared. caladas rápidas, con ganas. otra mirada cruzada y me llega un -aquí me tienen esperando. -¿quién? -mis amigos. -Ah. -es que no saben dónde está el sitio este. -Ah. -han pasado de largo y están cerca de la universidad, por allí. -joder. -Sí, y yo aquí esperando, con el frío. -Ya, (y yo ya sin saber qué decir) por qué no te llaman cuando estén cerca. -Si, ya, claro, esque el otro día, joder, qué resaca... y voy, me levanto de la cama y con el pie, crack, lo piso, una mierda, ahora sin móvil, ya ves. deja escapar una risa demasiado nerviosa. -bueno, y encima llevo todo el día pintando, estoy reventado. pienso, el puto artistilla de mierda éste, a mi qué, ¿qué quiere? un: ohh! ¿y qué pintas...? -ya sabes, hay que hacerlo, ya sabes, la mujer. Tu...nunca te cases. -No pensaba. contesto mientras tiro el pitillo y huyo al calor.
al día siguiente me lo encuentro sentado en el sofá de enfrente del mismo puto sitio. Después de un rato llega una chica, embarazada. Su mujer. joder, qué artistilla ni qué mierdas. el tipo pintaba las jodidas paredes de su casa. vuelvo a mis páginas, avergonzado, pensando en su móvil roto, las paredes a medio pintar y su risa demasiado nerviosa.

jueves, 24 de febrero de 2011

Con poca lástima

Y el ratón se comió el queso. Se debió pegar un buen rato hasta soltarlo del instrumento que pretendía su muerte. Se dejó algo. Un bigote largo y tieso. Debe de ser grande, pensé antes de razonar que el tamaño del ratón no tiene porqué ser proporcional al bigote en cuestión.
Me empezaba a caer bien el bicho este. No es que tuviera algo contra él de primeras, simplemente había un ratón y no lo quería la señora paseándose a sus anchas por la cocina. No es que se lo fuera a encontrar ella; no creo que se acordase de haber cocinado jamás, no tenía porqué entrar en aquellos lugares de su casa. Para eso tenía la cocinera y la nueva chica, limpiadora o lo que fuera. Yo iba y venía con los recados y los apaños que fueran necesitando. Más por respeto al recuerdo de mi amigo, mi compañero. El padre de la señora ya murió, cómo tantos otros, y cómo yo pronto me iré. Con poca lástima -la vida vivida no contiene lágrimas de lástima-. Me levanté de la fría piedra del suelo mientras pensaba si había alguna manera de salvar al pobre roedor de su penosa situación, inevitable muerte por inoportuno. Había asaltado a la vieja cocinera y desquiciado al resto de personal en consecuencia.
En métodos de captura estaba cuando salí por el patio y casi acabo en el suelo sobre la pequeña chiquilla con su cubo y su esponja y sus trapos y sus grandes ojos asustados. Entre balbuceos se disculpó mientras le ayudé a recoger sus utensilios. La miré mientras atendía a su uniforme, descolocado, y no pude evitar recordar el cuerpo de una joven, terso, firme y tembloroso. Con una sonrisa le dije que era tan guapa como mi primer amor. No hizo más que mirar al suelo y enrojecer. Volví a mi pequeña motocicleta y recordando aquella preciosidad, mi primer amor, regresé por los caminos que había caminado con ella.
(el olor le hizo volver, el camión de la basura, un olor intenso que no se encuentra en ningún otro rincón del mundo, el rastro del camión de basura. Se estrelló contra aquel olor, denso como el mismo camión.)

lunes, 10 de enero de 2011

Los regresos. Retornos, visitas y emociones.

El viaje siempre me causaba una sensación de pérdida terrible. Ese intervalo de tiempo y espacio en el que perdía toda referencia. Desde el momento de partir no tenía claro si dejaba mi lugar para visitar o si regresaba tras un periodo fuera. Los extraños, caras de viaje. Conversaciones transversales, paralelas. Las luces sobre el territorio, cambiando durante el largo trayecto; apagándose hasta que siluetas dejan imaginar, horizontes imposibles y sensaciones de extrañeza profunda. El tiempo no transcurre del mismo modo cuando uno viaja. Las horas no son sino la distancia recorrida y la que habrá que recorrer hasta que los horarios vuelvan a tener sentido.
No había viaje que me dejara claro a dónde iba y de dónde venía. Nunca supe muy bien a dónde pertenecía. Ese dulce regreso al hogar estaba siempre impregnado de melancolía. Partiría tras un tiempo. Regresaría a otro lugar donde la misma atmósfera de tránsito me recogería.
Estado transitorio es el que me define aunque singular por su carácter permanente. Transitoria suele ser una etapa entre dos. Un terreno de ajuste y definición. Yo debí olvidar aquel estado anterior y hacia cuál me dirigía, quedándome en esta transición eterna a ningún sitio. Sin posibilidad de ajustarme a nada ni definir mis coordenadas. En éste estado he vivido tiempo, decorando mis estanterías con plásticos, mis paredes con papeles pintados, mis libretas con dibujos y letras extrañas que nada me dicen del mundo. Transitoria es la vida que vivo, intentando engañar a mis compañeros de viaje para robarles de sus hogares, de sus mujeres, trabajos y animales de compañía. Comprar una vida con ideas de otros, vender mis plásticos, tirar los papeles y gritar al viento mis palabras manchadas de sueños.



Llegué, como tantas otras veces.
Hoy llegué de nuevo, como tantas otras veces, al pueblo, a la casa de mi familia. Llegué, como tantas otras veces, en autobús. Llegué, como tantas otras veces, con una sensación de extrañeza, de regreso de otro.
Llegué, como tantas otras veces, y besé a mis hermanos, admirándoles y sintiendo cómo crecen. Llegué, como tantas otras veces, y estuve con Conchi, mi conchi, pequeña conchi. Llegué, como tantas otras veces, y abracé a mi padre, le quise, le toqué, mi padre.
Llegué, como tantas otras veces, y me sentí extraño.
Llegué, como tantas otras veces, sin llegar.
Llegué, como tantas otras veces, sin haber partido jamás.



photo: Hannes Hirche.

sábado, 8 de enero de 2011

duermevelas, sueños y despertares lejanos

...proyecciones y obras teatrales se suceden, todo una neblina. Mis párpados pesan y no puedo evitar el sueño, me persigue y se me apega, me agarra y ya estoy inmerso, totalmente recubierto...

...qu é   ha ce s   cu a nd o    t e   s ien te s   só l o,    e n  la
          os cur ida d,  n i   r a str o   ve s  d e   t u    h ue lla
              
                     a l go   tie n e   q ue   s al i r  y    no  sa be s  q ué

                           es,  n i   c óm o   s ac a r lo...

                                 yo no

recuerdo una casa/exteriores?...oscuro...sala pequeña...sillas, gente llenando, muebles de madera. Yo y gente. Me dan de comer en la boca... me lo meten el la boca... mal, mal, blanco, borrón. Una neblina de inconsciencia, pero mal, muy mal... ¡recuerdo qué mal! ...ya no estoy bien, borracho, drogado, la gente me mira... no soy de ellos, entiendo, lo disimulo pero me han drogado. Les digo que lo siento... me siento desajustado, todos me miran, me juzgan, me rechazan. Les digo que lo siento con el corazón llorando. Ya no puedo ni hablar... no entiendo qué me ocurre. ¿Estoy drogado o soy así? Estoy muy mal, me voy, neblina, vuelva a estar allí, no me quieren entender, comprender, ahora de qué estoy hablando, de mí? de mi sueño? de mi sueño de una noche de invierno.

ya sé que sueño,                                          sueño con pesares y miedos
pero no sueño ya.                                       sueño con vueltas y frío.
                                                                  sueño sudores y vientos
Soñar.    Lágrimas.   Café.                       sueño con el sueño y despierto.
                                                               sueño que duermo
           cigarros                                      sueño que no quiero
                                                            sueño que antes soñaba
sueño                                                 sueño con el sueño y despierto.
               sueño

           S        U        E        Ñ        O


Tras un sueño en el que lloré, desperté solo. Envuelto en silencio, con el cielo imitando mis ojos llorosos, no pude reprimir un gemido de miedo y refugiarme en la media vuelta.
Volví a despertar, ahora vacío.

...cuando las horas no son sino semi-despertares y momentos de inconsciencia. Inconsciencia que no lo es tanto como una consciencia subyugada a otro querer. Un sin-querer queriendo otro mundo, otro lugar. Una consciencia dueña de la espera y la esperanza de que no todo es real, de que lo que dicen las cifras del reloj no tiene ni sentido ni trascendencia. Que lo que vale es lo que queda entre alarma y alarma. Los trozos de sueño no recordados que recomponen ese querer.
Luego queda todo olvidado, se desprende de mí como las legañas y el olor con el agua de la ducha mientras la corriente se lleva la atmósfera de los sueños y lo llena con el aire limpio del nuevo día.
Día que no lo es tanto como tarde.

...con sed me encuentro y pido agua. Litros de agua que no me pueden dar por muy voluntariosas que sean mis compañías. Con autoridad tengo que forzarme a tensar mis músculos, sumisos bajo el control del genio, aquel que me acompaña desde que tengo uso de cuerpo, digo cuerpo. Aquel que obedece. ¡Levántate! ¡Ya! Se disuelve en el sueño. Andando me encuentro con alguien. Sin comprender siquiera nos rozamos y nuestros ojos con miedo se buscan. No hay más que formas, movimientos borrosos. Un pinchazo lúcido, definido, un labio. Se disuelve en calor. Ruidos nos rodean, distracción...

Porque sueño, yo no lo estoy. Léolo



jueves, 6 de enero de 2011

Ausencias

A  u     s  e   n   c   i     a   s.         L o  s    v a  c í   o s     d  e     la    d i s c   o n t   i n  u   i  d    a  d.

Ahora. Ahora no. Ahora escribe. Ahora no escribe. La tinta se acumula sin derramarse. Se resiste recelosa a salir, a fluir por la delicada pluma obligándome a presionar, tensar su estilizado cuerpo hasta que parece a punto de deformarse sin remedio... y se desparrama.
Las playas frías albergan esa triste nostalgia de lo que no son. El continuo ir y venir del oleaje, la constante curva oscilante de la orilla, el horizonte dándole perspectiva a las nubes transeúntes. Y vacía por fría. Por hostil. La ausencia de todo salvo el lugar. Solamente hay lugar.
Las norias vacías, las sillas dando vueltas sin nadie que sonría ni mire con nervios hacia el suelo que se aleja. Las atracciones en invierno, con nieve y frío. Las ferias de colores durante las horas matinales. Son lo que falta más que lo que hay. Se las mira recordando momentos vividos, fotografías de infancia. Las viejas canciones resuenan. Porque a falta de todo sentido contienen la misma capacidad de trasladarnos al recuerdo que el olfato. Las viejas atracciones. Las bombillas de mil colores.
Los nuevos encuentros. De tu a tu. Donde no hay más que hallazgo tras hallazgo. Cada sonrisa, opinión, gesto y reacción se añade a esa nueva imagen de la otra persona, desconocida hasta el momento. La conversación fluye sin contención (en el mejor de los casos) en búsqueda de puntos en común, puntos de apoyo ausentes en los primeros encuentros. Esta misma ausencia es la que agudiza cada segundo, cada palabra, sentido y respuesta. El preámbulo es agotador. Todo exige un esfuerzo olvidado en relaciones establecidas.
Me fui. Me ausenté. No importa. Igual que mi presencia. No hay ritmo, pauta, continuidad. Éstas son mis líneas.


martes, 14 de diciembre de 2010

Recuerdos, cuadros, home.

Hay hogar para algunos. Allí, en el refugio del calor propio, en aquel lugar rezuma nuestro olor, nuestra piel dispersa por los rincones. Allá es donde hay cuadros. Cárceles para aquellos recuerdos volátiles. El cristal congelando el momento, los instantes, la atmósfera y los tiempos incompletos. El cristal no siempre es ni transparente ni vidrio. Puede encontrarse al reo tras la tapa arrugada del viejo tomo releído, entre papeles que sin sentido ocupan algún lugar, en la libreta que sirve de cadena perpetua, de corredor de la muerte a tantos cómo él.
Son nuestros amuletos. Nuestro recordatorio personal al futuro yo. Hacerle partícipe de lo que fuimos, de lo que quisimos, de lo que nos llenó o dejó vacíos. Al ansia de recordarnos se une el deseo de prolongar, de posponer la muerte de aquello salvaguardado, nuestras pequeñas cápsulas de tiempo. Al acercarnos y aspirar fuerte y prolongadamente podemos extraer el dulce olor de lo añorado.

Me encantaría pensar que todo lo que me sucede queda en algún rincón de mi. Me gustaría pensar que no necesito de éstas líneas para recordar los momentos vividos. Hay un miedo a dejar pasar los recuerdos al olvido. No besar de nuevo aquellos labios y dejar de ver las figuras dibujadas por la crema del espresso en la taza blanca de tantas cafeterías.

¡Cómo levantaba la cabeza cuando el plato se detenía delante suya! Mirando alrededor, mirándome a los ojos, mirando al mundo; por si alguien era capaz de reconocer la maravilla que acababa de suceder, si alguien apreciaba...”
Sólo los caracoles entienden de maravillas.